martes, 9 de enero de 2007

Muevo

Zepporro Máximo estaba satisfecho. La secesión de la plaza Ascensión Chirivella había sido un éxito. Desde su palacio presidencial, situado en el edificio que había sido vendido a sus compradores con el prometedor nombre de "entre jardines", nombre que, nueve años después, se ha demostrado tan absurdo y tan ridículo como si se hubiese llamado a la promoción "entre mastabas", rememoraba la rápida maniobra que había culminado con la creación del estado libre asociado sí pero no somos dependientes e independientes vamos que tomamos todas las decisiones pero vosotros nos financiáis de Ascensión Chirivella, dentro del libre entorno jurídico existencial anatómico forense de la República Serenísima de la Gran Medusa.

El intento de ahogar en sangre el foco insurgente por parte del, por poco tiempo, Tomoya I y su nueva mano derecha, José Luis Fradejas, tras la caída en desgracia del piloso embajador en Guilin y en el Pla de la Mestra, fue ridículo. La maniobra, encargada a la guardia civil zurda, cuerpo de élite y orgullo del dictador, resultó abortada por el trío La la la, que ofrecieron cambiar a los aguerridos combatientes sus subfusiles por globos con la efigie de Mickey Mouse, algo que los zurdos aceptaron gustosos y presurosos, uniéndose de ipso facto al bando de Zepporro Máximo. Con dicho armamento, con los globos y con la ayuda de la infinidad de perros que aflojan sus esfínteres con alegría e incontinencia en los solares trasero y delantero del palacio presidencial y que hacen de dichos terrenos los mejor abonados de Europa de tal forma que si tiras una semilla de baobab en veinte minutos el árbol alcanza los quince metros, la liberación de la plaza de Ascensión Chirivella fue un paseo en barca.

Zepporro Máximo estaba safisfecho. Vestido de uniforme de gala (un taparrabos de cuello alto) presidía la jura de los ministros de su nuevo gobierno, gobierno cuya composición se adjunta:

Maestro Ibarbia: ministro de España entera se siente colchonera.
La sub 1 (del trío, la mas alta y de quijada equina): ministra de la pituitaria.
La sub 2 (del trío, la pequeñita más fea): ministra de mis cosillas.
La sub 3 (del trío, la pequeñita menos fea): ministra de culto, devoción, alabanzas, loas, lisonjas, mimitos y arrumacos hacia, para y por Zepporro Máximo.
Manuel de la Calva: ministro de yo también odio a los sultanes del swing.
Ramón Arcusa: ministro de Dios te ha dado la gracia del cielo, María Dolores.
Massiel: ministra de sofronízame, cabrón.

Entre la gran cantidad de personalidades que asistieron a la jura, cabe destacar la presencia de Gandul Zente Sagaz, señor del Sie7e, quien, haciendo alarde de su neutralidad se presentó envuelto por la bandera suiza y acompañado de la efigie tamaño natural de Roger Federer. A la hora de aplaudir, daba una palmada sí y otra no, una sí y otra no. A la hora de sacrificar corderos, sacrificaba uno sí, uno no, uno sí, uno no. A la hora de beber cerveza bebía una sí, otra también, una sí, otra también.

La gran sorpresa llegó al final del acto. De manera inesperada, sobre todo para el gran Zepporro Máximo, se anunció un pequeño concierto de Cosipói y los Urízar Azpitarte, reunidos ex profeso para la ocasión. Allí estaba la banda al completo. La hermosa María, pletórica de voz, recién llegada de Arnedo (te acuerdas, María, te miraban las aguas correr. Tus ojos morenos flotando en el río). La Torrija de poderosos antebrazos, amo de la batería, efectivo y efectista. El Tiquis, melena al viento, con su bajo contundente. Zeppo, al mando de todo, brillante como siempre, tocando el resto de instrumentos salvo la flauta travesera, en cuyo empleo el Gorras se mostro lúcido y lucido como nunca, pletórico de agilidad y facultades, saltando y brincando jovial cual si fuese pandereta de una tuna, entregado y emocionado. Fue un concierto breve. Apenas cinco canciones y no del repertorio de los Cosipói, sino versiones en homenaje al gran Zepporro Máximo. Las canciones que sonaron fueron: "Esta tarde vi llover" de Armando Manzanero, "Sampá" de Caetano Veloso; "Inner city blues" de Marvin Gaye; "Desalento" de Chico Buarque y, como colofón, "Se todos fossem iguais a voçe" de los colosales Jobim y Vinicius. Zepporro Máximo, arrasado en lágrimas, rompió el protocolo y se abrazó a la banda promulgando con carácter de urgencia pero con el beneplácito enfervorizado y unánime de su gobierno, la condecoración de cada uno de los miembros del grupo con la más alta distinción de la plaza Ascensión Chirivella: la gran orden de Me lo dijo Pérez que estuvo en Mallorca.

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