martes, 7 de noviembre de 2006

Cien días

Con la intención de hacer balance de los primeros cien días, cincuenta arriba, cincuenta abajo, del Gorras en su retorno a la Presidencia de la República Serenísima de la Gran Medusa, hagamos primero mención de todas las decisiones tomadas, de todas las actividades emprendidas por el Presidente durante dicho periodo de tiempo. La relación de las mismas es la siguiente:
































Muy bien, Gorras. Para qué vas a dejar mal a tu partido, los "Ni Chapa Boys".

Que sepas que el Zepporro está muy tranquilo entre sus arcanos, pero el Cuerpo Diplomático se empieza a agitar. Comienzan las murmuraciones. La gente habla, dice cosas.

El Zepporro, y no es por comparar, en sus primeros cien días de gobierno ya había ordenado el cambio de nombre de las principales vías, había prohibido a los Dire Straits y "La tormenta de hielo", había sofocado las revueltas seccionando los tendones de los principales elementos díscolos, había obligado a cortarse el pelo a todos los zurdos y a escuchar en todos los colegios al inicio de las clases el "Try a little tenderness", versión de Otis Redding, había reivindicado la Gimnasia Sueca y, coincidiendo con las señales horarias, la gente se tiraba al suelo y hacía cien abdominales y veinte flexiones, había establecido por Decreto el ir cambiando la República de hemisferio para que siempre fuese otoño e invierno, había adelantado los relojes veintitrés minutos no mes que per fotre y había puesto la efigie de su codo en sellos y monedas.

Qué gran Presidente, Zepporro Máximo.

¿Y tú, Gorras? ¿Y tú, qué?

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